¿Por qué es tan importante para el desarrollo de un país que exista licencia de paternidad obligatoria?

Por Paola Bortoluz

En HSP existimos porque nuestro negocio es acompañar a las organizaciones a alcanzar el bono financiero que representa la igualdad. La cultura de desigualdad ha sido dinero dejado en la mesa de las empresas y los países. Desarrollo y crecimiento para todos y todas, desaprovechado.

Definitivamente ha habido avances en México y en el mundo, aunque a paso de caracol. Hoy, después de la pandemia, el reto es aún más grande. Toda conversación y compromiso que lleve hacia el cierre en las brechas de igualdad resulta entonces, no solo más relevante, sino urgente.

Un dominó. Todos hemos visto hipnotizados esos juegos y acomodos de fichas de dominó en donde al tirar la primera, se desata un espectáculo de formas que culminan con alcances lejanos y muchas veces increíbles. Pues, la licencia de paternidad obligatoria resulta exactamente eso. Esa primera ficha de dominó tan importante que desata que muchas cosas sucedan, para lo mejor.

La licencia de paternidad obligatoria es, al mismo tiempo, una protección a la maternidad y la crianza, y una protección a la igualdad en el espacio laboral. Además de ser un obvio instrumento de protección al derecho humano que el hombre tiene de participar y disfrutar de su paternidad, y al derecho de los niños y las niñas a recibir el mejor cuidado.

Y como la ficha de dominó protagonista, es muy importante que sea puesta en su justa medida y distancia. Así, las licencias de paternidad para convertirse en ese instrumento exponencial y tan relevante, debe cumplir con ciertas características si no, es fácilmente letra muerta. La ley debe considerar los siguientes puntos:

  • Población objetivo
  • Espectro de Duración
  • Características de Obligatoriedad
  • Período de obligatoriedad y período voluntario
  • Cobertura y protección salarial por período
  • Espectro de Protección laboral
  • Complementariedad con licencia de maternidad
  • Derecho a solicitar trabajo flexible al retorno

Hoy en día, a pesar de que en algunos países existe ya la licencia de paternidad, el diseño, o mal diseño de ésta es determinante para detonar su potencial en términos de condiciones de igualdad, y por lo tanto de rendimiento para las organizaciones y la economía. Recordemos que no es un tema de ser políticamente correctos ni amables, es un tema de productividad, competitividad y rendimientos. Acompañar a las organizaciones a integrar estos modelos y transformar la cultura colectiva es nuestra misión en HSP. Nos emociona el potencial que esto tiene para todas las personas, organizaciones y sociedades.

La importancia del lenguaje inclusivo o la diferencia entre tampones y rastrillos.

Por Paola Bortoluz, CEO Her Safe Place

Ya sé que vivimos en una sociedad conservadora, y bajo el pretexto de que sabemos en dónde poner nuestros acentos y cuándo usar b ó v; también creemos que no hay nada mas que aprender en lo que se refiere a lo que aprendimos entre los dos y tres años. Es decir, cómo hablar.

Al mencionar la importancia de aprender a utilizar lenguaje inclusivo, me he topado varias veces, con mujeres inclusive, que me dicen que es ridículo e ignorante pretender utilizar “estudianta y estudianto”, o “atacanta y atacanto”. Por supuesto, coincido con ellas. Sería yo una “ignoranta” si dijera eso. Sin embargo, el lenguaje inclusivo no se trata de deshacer o romper las reglas gramaticales que, por cierto, a la par de famosas paredes, mucho mas defendidas que tantas mujeres golpeadas, pero eso es desviarme. Decía yo, coincido y, eso no es lenguaje inclusivo. Veamos entonces, ¿qué sí es? y ¿por qué importa?

El lenguaje incluye o excluye

Esto, no lo digo yo. El Parlamento Europeo hace ya un rato, 1980 para ser precisa, propuso el uso de lenguaje neutral y no sexista, de forma que ningún género fuera privilegiado o se perpetuaran prejuicios hacia alguno de ellos. Y es que, al parecer, utilizar un lenguaje inclusive o neutro no es un asunto de ser políticament correcto. El lenguaje refleja e influencía poderosamente actitudes, conductas y percepciones. Si no me creen, las mujeres casadas díganle a sus esposos que desde hoy, cuando hablen de su familia, digan “nosotras”, en vez de “nosotros”. Aquí entre nos, si lo logran me cuentan por que según yo, contrario a lo que uno se imaginaría, se siente “rebonito” escucharlo.

En fin, y más aún, cuando se asigna presupuesto a la compra de “artículos de tocador”, si no diferenciamos entre “artículos de tocador para mujer” y “artículos de tocador para hombre”, los tampones van a quedar fuera de la lista. Lo mismo le pasará a los rastrillos. Por supuesto, el faltante de ambos artículos puede ser una incomodidad, dependiendo de la edad de la persona. Aunque, a cualquier edad, no es lo mismo andar barbón, que no tener toallas femeninas. Sin material higiénico para atender la menstruación, la vida y el potencial de la mujer se ve afectado drásticamente.

Por otro lado y fuera del ámbito de la compra semanal, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial ONUDI, en sus propuestas de desarrollo industrial sostenible e inclusivo (ISID) tiene desde 1970 trabajando en el tema. Los parques industriales y las zonas económicas al ser fuentes de trabajopueden ser un importante acelerador para el desarrollo industrial sostenible y la reducción de la pobreza. En particular cuando de manera específica benefician de forma igual a hombres y mujeres.

Y es que fuera del ambiente corporativo, en los parques industriales puede sentirse el real compromiso de las empresas y las organizaciones hacia la igualdad de oportunidades y condiciones de trabajo. La adecuada planeación y desarrollo de estos espacios puede atender retos de infraestructura en zonas geográficas particulares, a la par de apoyar a mujeres emprendedoras y trabajadoras a superar barreras de entrada a los mercados de trabajo. Por ejemplo, a través de no solo atender sus necesidades prácticas en temas de cuidado de la niñez y seguridad, sino también a través de poner atención a sus necesidades estratégicas y propiciando relaciones igualitarias en términos de género.

Al igual que existen certificaciones de seguridad que los negocios le exigen a las desarrolladoras de naves industriales para sus trabajos de mantenimiento, también es posible exigir infraestructura en términos de espacios sanitarios, salas de lactancia, comedores, guarderías y equipamiento de seguridad. Estas inversiones, presupuestadas al utilizar unos lentes de perspectiva de género, con el uso del lenguaje inclusivo como herramienta, reflejan el compromiso de las organizaciones y las comunidades con el respeto a los derechos humanos y a estándares internacionales en las condiciones de trabajo. Al final, el objetivo es que tanto la infraestructura como las dinámicas respondan a las necesidades de hombres y mujeres por igual. Es decir, asegurando ambientes de trabajo seguros e higiénicos, opciones de transporte seguras, la disponibilidad de facilidades sanitarias apropiadas, facilidades de cuidado de la niñez, acuerdes flexibles de trabajo, entre otros. Beneficiando como cascada a todas las personas empleadas en las distintas empresas que hacen uso de las facilidades e instalaciones de un parque industrial.

Si crees que aprender acerca del uso de lenguaje incluyente y no sexista no tiene importancia, o crees que es algo que, como ya sabes hablar, ya también sabes hacerlo; piensa dos veces. No vaya a ser que compres un tampon para rasurarte, o mucho peor y con reales y serias consecuencias para variar, al revés.

¿Por qué importa el tema de violencia de género en las salas de juntas de las empresas?

Por Paola Bortoluz

Todos escuchamos sobre el tema de violencia de género y generalmente es un tema con el que nos relacionamos como algo que sucede “ahí afuera” a alguien. No en nuestras casas, negocios, organizaciones y muchas veces ni en nuestras comunidades.

La realidad es que así no es.

67 de cada 100 mujeres de mas de 15 años han experimentado algún tipo de violencia de género. 22% de la mujeres laboralmente activas han sido víctimas de violencia laboral. En julio de 2019 la CNDH publicó que el 80% de los trabajadores ha presenciado un acto de acoso laboral contra una persona colaboradora. La violencia laboral sería el tema lógico que le atañería a las empresas hoy en día, y de hecho algunas tienen iniciativas corriendo para atenderlo. Pero también existe la violencia familiar, la docente, la institucional, la violencia de la comunidad y bueno!  la terrible violencia feminicida.

Los costos de cada una de ellas podemos medirlos o no. Nadie siquiera sabemos cuántos huérfanos hay de la violencia feminicida.

Lo real es que vivimos en una cultura que ha normalizado y por lo tanto invisibilizado esta violencia. Pero resulta que no sucede ni impacta a alguien “allá afuera”. Tiene importantes costos sociales y empresariales. Y como sociedad y empresas, hemos hasta ahora sumido como hemos podido cada uno, consciente o inconscientemente, los costos de la misma.

Estudios del impacto en productividad de la violencia contra las mujeres, medida en términos de los costos relacionados con la disminución de rendimiento laboral y pérdida de días laborales, estiman pérdidas equivalentes al 6.46% del PIB en casos de Latinoamérica. La UNAM y SEGOB estiman, tan solo por violencia de pareja, costos sociales en México de 1.4% del PIB.

Las empresas representan comunidades importantes en número de personas, no sólo por pensar en sus empleos directos, sino en las familias relacionadas a esas personas y también la multiplicación de estos números si se piensa en los empleos indirectos. Todas estas, pequeñas o grandes comunidades son muestras del país en donde 67 de cada 10 de esas mujeras de justo esa comunidad, han experimentado algún tipo de violencia. De los varios y multifacéticos que hay.

Hoy nuestros empresarios y empresarias no son expertas en este tema. Sí son expertas en el desarrollo de negocios productivos, rentables, innovadores y sustentables. Personas expertas en lidiar con contratiempos de mercado, económicos, tecnológicos, climáticos, geográficos para cumplir con sus metas de negocio. De ahí la relevancia de los esfuerzos de indagación en las esferas de los negocios, en las salas de juntas.

La diferencia la hacemos todos y todas, y es importante hablar sobre este tema por que nos afecta a todos. Es importante hablarlo en todos los espacios. No tener información, ES tener información. No hay respuestas fáciles ni rápidas, como en casi ningún tema. Pero sí hay forma desde nuestros espacios personales de hacer una diferencia. Es imprescindible hablar sobre este tema para girar el enfoque de nuestra sociedad y nuestras organizaciones hacia uno más real y humano. Y que dicho sea obvio de paso, reconozca un costo escondido que impacta el desarrollo de todos.

Soluciones fuera de la caja en tiempos del coronavirus: la perspectiva de género en las empresas.

Por Paola Bortoluz.

Ciudadanos y empresas viviremos las consecuencias de las políticas que nuestros gobiernos decidan. Pero ¿qué rol podemos jugar en lo personal, en lo profesional, para atender este gran reto?

Las crisis se atienden con liderazgo, equipo e información clave. ¿Cómo podemos asegurarnos que esos ingredientes se encuentran en nuestras políticas, en las decisiones que tomemos en nuestras organizaciones?

No hay referencia en la historia de una situación semejante, no hay generación a la cual voltear por consejo, no hay libro de negocios que analice este caso. Y, sin embargo, la posibilidad para la innovación, para crear equipo, para asegurar que uno tiene el mejor liderazgo a su disposición tiene años tratando de hacerse oír. Hace marchas anualmente cada 8 de marzo.

En este momento tan crítico podemos elegir entre dos caminos completamente contrarios en sus consecuencias y resultados. Nos encerramos en la reacción rápida a partir de los “cómos” que ya conocemos, o tomamos un respiro y nos concentramos en la creación de algo nuevo.

Estamos en una coyuntura cuyo futuro probable, casi seguro será de una inequidad mayor, de una pérdida en el bienestar, en el nivel de vida general de la población y por lo tanto, como siempre, aún peor de la población y los grupos más vulnerables. Nos quedamos como país en un impasse, en el que las mujeres salieron a la calle para exigir seguridad y luego callaron, se escondieron, con un costo de más de 35 mil millones de pesos en un día, por decidir no jugar al juego de siempre y hacer sentir su peso en la economía.

Hoy la fatalidad nos obliga a dejar de jugar juntos al juego de la economía, con un gran costo para todos. Números alegres estimaban hace dos semanas una caída del 2% del PIB global para el 2020. Las consultorías se pelean el lugar del más negativo llegando a estimar hasta en 15% la caída en el siguiente trimestre para México. Mientras los gobiernos de otros países, ya enlistan las drásticas medidas que tomarán, aquí estamos a la expectativa. Lo que no está en nuestras manos es grande. Dejémoslo ir y concentrémonos en lo que sí está en nuestras manos.

Qué tal que; hoy, sí justo hoy, en medio de la crisis, ¿tomamos decisiones para todos y todas? Integramos una real perspectiva de género a nuestras decisiones críticas. Hacemos algo nunca visto. Si tan sólo se eliminaran las brechas de género actuales en la participación laboral, horas trabajadas y representación dentro de cada sector, existe una oportunidad para el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina de US$2.600 billones en 2025, acorde un estudio de la consultora McKinsey.1 Consideremos que si en momentos normales existía ese potencial, hoy definitivamente integrar una perspectiva de género nos ofrece un margen. En el momento de las medidas más radicales y en la crisis más profunda de la historia moderna, sin bombas de por medio, podemos plantear soluciones fuera de la caja.

Es hoy cuando hay que cuidar a las familias, es hoy cuando hay que estructurar- por la fuerza- esquemas flexibles de trabajo. Es justo hoy que al organizar los turnos y los equipos de trabajo tenemos que considerar las vulnerabilidades de cada colaborador, verlos de una manera integrada, como la unidad que forman con su pareja, hijas o familia, con la exposición diaria en transporte público, con su situación de salud general, con su estado de salud mental. Si no estás considerando esas variables para la creación de tus equipos clave, estás dejando fuera lo más relevante. De hecho, lo hemos dejado fuera siempre, este sistema lo ha dejado fuera siempre. Hoy, la calamidad nos fuerza a integrarnos, a vernos en nuestra humanidad completa con todo el espectro de nuestras vulnerabilidades. Y solo viéndolas y atendiéndolas, seremos más fuertes y sobre todo en estos tiempos; resilientes.

Es hoy cuando nos daremos cuenta que, cuidando el ingreso de nuestros colaboradores, podríamos estar cuidando el ingreso de nuestras organizaciones. Es hoy cuando podemos finalmente pensar colectivamente, tomando decisiones individuales. Es hoy cuando podemos construir una comunidad real, que atienda la seguridad de todos y todas, y llevarla a un nivel tal, que atienda la seguridad misma de nuestra organización.

Porque todo pasa, eso es seguro. Y la mayoría en lo individual saldremos de ésta. Las organizaciones que sobrevivan, que serán las grandes por seguro, tendrán que lidiar con un nuevo mundo y todos recordaremos quienes fueron en medio de este conflicto. ¿Mantuvieron acaso sus fondos de recompras de acciones antes que apoyar a sus empleados? ¿Seguirán siendo los bancos y los mercados financieros los que guíen las economías o quedarán los gobiernos resentidos por su falta de apoyo en los momentos más oscuros? ¿Construiremos una economía humana, finalmente? Si el túnel se visualiza tan oscuro, prendamos una luz por lo pronto.

Seamos responsables. Ya todos tenemos la información necesaria. En tiempos de crisis y los posteriores a ésta, la pobreza de mujeres y niños se dispara, la violencia contra mujeres y niños se dispara, ¿tendremos más de eso acaso? Ya sabemos que en nuestro país no todos tienen acceso a lavarse las manos, ¿ya entendimos que estamos todos conectados? Para mal, pero también para bien y mejor.

Liderazgo y solidaridad. Eso esperamos de nosotros mismos para cruzar este trance. ¿Cómo se traduce eso en mi organización? Si crees que lo tienes, considera por un minuto que tal vez no. Considera que el mundo sería diferente si fuera la norma. Y si tu organización es extraordinaria, llévala aún a otro nivel. Lleva el liderazgo y la solidaridad a otro nivel. ¿Son los valores con los que estás tomando hoy decisiones?

Hoy más que nunca considera, lo que jamás has considerado importante. Integrar una perspectiva de género a tu cultura, a tu toma hoy de decisiones fortalecerá las mismas y quizá, seguramente tendrás otros resultados. En un momento tan oscuro, ¿de verdad nos podemos dar el lujo de dejar esos puntos ciegos sin atender en la mesa? O, ¿es momento de respirar, y escuchar?

1 “The Powerof Parity. How advancing women’s equality can add $12 trillion to global growth”, Mckinsey, 2015.