¿Por qué las auditorías de género son el catalizador para integrar la perspectiva de género en las organizaciones?

Ante los grandes retos que enfrentan hoy en día las organizaciones para gestionar la diversidad de su capital humano desde un nuevo estilo de liderazgo que permita potencializar la complementariedad y la inclusión, es clave transversalizar la perspectiva de género.

Un primer paso que permita trazar una ruta estratégica hacia ello, definitivamente es una auditoría de género.

Primero que nada, ¿qué es una auditoría de género?

Es una herramienta para evaluar y revisar la institucionalización de la perspectiva de género en las organizaciones, incluyendo sus políticas, programas, proyectos y/o prestación de servicios, estructuras, procedimientos y presupuestos. 

¿Cuál es el propósito de las auditorías de género?

Las auditorías de género permiten cambiar aspectos de la cultura organizacional que son discriminatorios hacia las personas, incluyendo al personal, clientela, personas beneficiarias y actores de interés.

Promueven el aprendizaje institucional sobre cómo incorporar efectivamente la transversalización de la perspectiva de género, ayudan a las organizaciones a identificar y comprender los patrones de género dentro de su composición, estructuras, procesos, cultura organizacional y gestión de recursos humanos, y en el diseño y distribución de políticas y servicios. 

También sirven para evaluar el impacto del desempeño organizacional y su gestión en la igualdad de género dentro de la organización.

Igualmente, las auditorías de género establecen un punto de partida con el cual se puede medir el progreso a lo largo del tiempo, identificando brechas y retos de género críticos, haciendo recomendaciones sobre cómo se pueden abordar a través de mejoras e innovaciones. 

A través de las auditorías de género:

  • Se fortalece la capacidad colectiva de una organización para analizar sus actividades desde una perspectiva de género y determinar los puntos fuertes y deficiencias a la hora de promover temas relacionados con la igualdad de género
  • Se ayuda a construir un sentido de pertenencia en la organización con respecto a las iniciativas en busca de la igualdad de género, y 
  • Se agudiza el aprendizaje institucional en materia de género mediante un proceso de consolidación del espíritu de equipo, el intercambio de información y la reflexión. 

A pesar de que no existe un enfoque estándar, las organizaciones internacionales utilizan principalmente los enfoques de: auditoría participativa de género y el marco de integración de género. 

También existen auditorías de género internas y de tercera parte. Una auditoría interna de género monitorea y evalúa el progreso relativo logrado en la incorporación de la perspectiva de género, contribuye al desarrollo de capacidades y a la apropiación colectiva de la organización para las iniciativas de igualdad de género y agudiza el aprendizaje organizacional sobre género. Por otro lado, una auditoría externa evalúa en qué medida la integración de la perspectiva de género fomenta la inclusión y beneficia a las mujeres y los hombres relacionados con las políticas, programas, proyectos o servicios prestados por la organización, manteniendo objetividad durante todo el proceso. Se analiza en qué medida la perspectiva de género está integrada en los objetivos y prioridades de políticas de alto nivel y al ser externa asegura que no existan conflictos de interés.

La Auditoría Participativa de Género

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), una de las primeras organizaciones en llevar a cabo auditorías de género, define a la auditoría participativa de género como una herramienta y un proceso basado en una metodología participativa, cuyo objetivo es promover el aprendizaje organizacional sobre la transversalización práctica del género.

La auditoría participativa de género se diferencia de otros tipos de auditorías por su enfoque participativo en la programación e implementación de la auditoría.

Actualmente, Her Safe Place es la única empresa en México con equipo certificado en Auditorías Participativas de Género de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Referencias

Gender mainstreaming: Gender audit. EIGE, 2019. Obtenido de:

https://eige.europa.eu/publications/gender-mainstreaming-gender-audit

A Manual for the Gender Audit Facilitators, The ILO Participatory Gender Audit Methodology, 2nd Edition. OIT, 2012. Obtenido de:

https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—gender/documents/publication/wcms_187411.pdf

La importancia del lenguaje inclusivo o la diferencia entre tampones y rastrillos.

Por Paola Bortoluz, CEO Her Safe Place

Ya sé que vivimos en una sociedad conservadora, y bajo el pretexto de que sabemos en dónde poner nuestros acentos y cuándo usar b ó v; también creemos que no hay nada mas que aprender en lo que se refiere a lo que aprendimos entre los dos y tres años. Es decir, cómo hablar.

Al mencionar la importancia de aprender a utilizar lenguaje inclusivo, me he topado varias veces, con mujeres inclusive, que me dicen que es ridículo e ignorante pretender utilizar “estudianta y estudianto”, o “atacanta y atacanto”. Por supuesto, coincido con ellas. Sería yo una “ignoranta” si dijera eso. Sin embargo, el lenguaje inclusivo no se trata de deshacer o romper las reglas gramaticales que, por cierto, a la par de famosas paredes, mucho mas defendidas que tantas mujeres golpeadas, pero eso es desviarme. Decía yo, coincido y, eso no es lenguaje inclusivo. Veamos entonces, ¿qué sí es? y ¿por qué importa?

El lenguaje incluye o excluye

Esto, no lo digo yo. El Parlamento Europeo hace ya un rato, 1980 para ser precisa, propuso el uso de lenguaje neutral y no sexista, de forma que ningún género fuera privilegiado o se perpetuaran prejuicios hacia alguno de ellos. Y es que, al parecer, utilizar un lenguaje inclusive o neutro no es un asunto de ser políticament correcto. El lenguaje refleja e influencía poderosamente actitudes, conductas y percepciones. Si no me creen, las mujeres casadas díganle a sus esposos que desde hoy, cuando hablen de su familia, digan “nosotras”, en vez de “nosotros”. Aquí entre nos, si lo logran me cuentan por que según yo, contrario a lo que uno se imaginaría, se siente “rebonito” escucharlo.

En fin, y más aún, cuando se asigna presupuesto a la compra de “artículos de tocador”, si no diferenciamos entre “artículos de tocador para mujer” y “artículos de tocador para hombre”, los tampones van a quedar fuera de la lista. Lo mismo le pasará a los rastrillos. Por supuesto, el faltante de ambos artículos puede ser una incomodidad, dependiendo de la edad de la persona. Aunque, a cualquier edad, no es lo mismo andar barbón, que no tener toallas femeninas. Sin material higiénico para atender la menstruación, la vida y el potencial de la mujer se ve afectado drásticamente.

Por otro lado y fuera del ámbito de la compra semanal, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial ONUDI, en sus propuestas de desarrollo industrial sostenible e inclusivo (ISID) tiene desde 1970 trabajando en el tema. Los parques industriales y las zonas económicas al ser fuentes de trabajopueden ser un importante acelerador para el desarrollo industrial sostenible y la reducción de la pobreza. En particular cuando de manera específica benefician de forma igual a hombres y mujeres.

Y es que fuera del ambiente corporativo, en los parques industriales puede sentirse el real compromiso de las empresas y las organizaciones hacia la igualdad de oportunidades y condiciones de trabajo. La adecuada planeación y desarrollo de estos espacios puede atender retos de infraestructura en zonas geográficas particulares, a la par de apoyar a mujeres emprendedoras y trabajadoras a superar barreras de entrada a los mercados de trabajo. Por ejemplo, a través de no solo atender sus necesidades prácticas en temas de cuidado de la niñez y seguridad, sino también a través de poner atención a sus necesidades estratégicas y propiciando relaciones igualitarias en términos de género.

Al igual que existen certificaciones de seguridad que los negocios le exigen a las desarrolladoras de naves industriales para sus trabajos de mantenimiento, también es posible exigir infraestructura en términos de espacios sanitarios, salas de lactancia, comedores, guarderías y equipamiento de seguridad. Estas inversiones, presupuestadas al utilizar unos lentes de perspectiva de género, con el uso del lenguaje inclusivo como herramienta, reflejan el compromiso de las organizaciones y las comunidades con el respeto a los derechos humanos y a estándares internacionales en las condiciones de trabajo. Al final, el objetivo es que tanto la infraestructura como las dinámicas respondan a las necesidades de hombres y mujeres por igual. Es decir, asegurando ambientes de trabajo seguros e higiénicos, opciones de transporte seguras, la disponibilidad de facilidades sanitarias apropiadas, facilidades de cuidado de la niñez, acuerdes flexibles de trabajo, entre otros. Beneficiando como cascada a todas las personas empleadas en las distintas empresas que hacen uso de las facilidades e instalaciones de un parque industrial.

Si crees que aprender acerca del uso de lenguaje incluyente y no sexista no tiene importancia, o crees que es algo que, como ya sabes hablar, ya también sabes hacerlo; piensa dos veces. No vaya a ser que compres un tampon para rasurarte, o mucho peor y con reales y serias consecuencias para variar, al revés.

¿Por qué importa el tema de violencia de género en las salas de juntas de las empresas?

Por Paola Bortoluz

Todos escuchamos sobre el tema de violencia de género y generalmente es un tema con el que nos relacionamos como algo que sucede “ahí afuera” a alguien. No en nuestras casas, negocios, organizaciones y muchas veces ni en nuestras comunidades.

La realidad es que así no es.

67 de cada 100 mujeres de mas de 15 años han experimentado algún tipo de violencia de género. 22% de la mujeres laboralmente activas han sido víctimas de violencia laboral. En julio de 2019 la CNDH publicó que el 80% de los trabajadores ha presenciado un acto de acoso laboral contra una persona colaboradora. La violencia laboral sería el tema lógico que le atañería a las empresas hoy en día, y de hecho algunas tienen iniciativas corriendo para atenderlo. Pero también existe la violencia familiar, la docente, la institucional, la violencia de la comunidad y bueno!  la terrible violencia feminicida.

Los costos de cada una de ellas podemos medirlos o no. Nadie siquiera sabemos cuántos huérfanos hay de la violencia feminicida.

Lo real es que vivimos en una cultura que ha normalizado y por lo tanto invisibilizado esta violencia. Pero resulta que no sucede ni impacta a alguien “allá afuera”. Tiene importantes costos sociales y empresariales. Y como sociedad y empresas, hemos hasta ahora sumido como hemos podido cada uno, consciente o inconscientemente, los costos de la misma.

Estudios del impacto en productividad de la violencia contra las mujeres, medida en términos de los costos relacionados con la disminución de rendimiento laboral y pérdida de días laborales, estiman pérdidas equivalentes al 6.46% del PIB en casos de Latinoamérica. La UNAM y SEGOB estiman, tan solo por violencia de pareja, costos sociales en México de 1.4% del PIB.

Las empresas representan comunidades importantes en número de personas, no sólo por pensar en sus empleos directos, sino en las familias relacionadas a esas personas y también la multiplicación de estos números si se piensa en los empleos indirectos. Todas estas, pequeñas o grandes comunidades son muestras del país en donde 67 de cada 10 de esas mujeras de justo esa comunidad, han experimentado algún tipo de violencia. De los varios y multifacéticos que hay.

Hoy nuestros empresarios y empresarias no son expertas en este tema. Sí son expertas en el desarrollo de negocios productivos, rentables, innovadores y sustentables. Personas expertas en lidiar con contratiempos de mercado, económicos, tecnológicos, climáticos, geográficos para cumplir con sus metas de negocio. De ahí la relevancia de los esfuerzos de indagación en las esferas de los negocios, en las salas de juntas.

La diferencia la hacemos todos y todas, y es importante hablar sobre este tema por que nos afecta a todos. Es importante hablarlo en todos los espacios. No tener información, ES tener información. No hay respuestas fáciles ni rápidas, como en casi ningún tema. Pero sí hay forma desde nuestros espacios personales de hacer una diferencia. Es imprescindible hablar sobre este tema para girar el enfoque de nuestra sociedad y nuestras organizaciones hacia uno más real y humano. Y que dicho sea obvio de paso, reconozca un costo escondido que impacta el desarrollo de todos.

Soluciones fuera de la caja en tiempos del coronavirus: la perspectiva de género en las empresas.

Por Paola Bortoluz.

Ciudadanos y empresas viviremos las consecuencias de las políticas que nuestros gobiernos decidan. Pero ¿qué rol podemos jugar en lo personal, en lo profesional, para atender este gran reto?

Las crisis se atienden con liderazgo, equipo e información clave. ¿Cómo podemos asegurarnos que esos ingredientes se encuentran en nuestras políticas, en las decisiones que tomemos en nuestras organizaciones?

No hay referencia en la historia de una situación semejante, no hay generación a la cual voltear por consejo, no hay libro de negocios que analice este caso. Y, sin embargo, la posibilidad para la innovación, para crear equipo, para asegurar que uno tiene el mejor liderazgo a su disposición tiene años tratando de hacerse oír. Hace marchas anualmente cada 8 de marzo.

En este momento tan crítico podemos elegir entre dos caminos completamente contrarios en sus consecuencias y resultados. Nos encerramos en la reacción rápida a partir de los “cómos” que ya conocemos, o tomamos un respiro y nos concentramos en la creación de algo nuevo.

Estamos en una coyuntura cuyo futuro probable, casi seguro será de una inequidad mayor, de una pérdida en el bienestar, en el nivel de vida general de la población y por lo tanto, como siempre, aún peor de la población y los grupos más vulnerables. Nos quedamos como país en un impasse, en el que las mujeres salieron a la calle para exigir seguridad y luego callaron, se escondieron, con un costo de más de 35 mil millones de pesos en un día, por decidir no jugar al juego de siempre y hacer sentir su peso en la economía.

Hoy la fatalidad nos obliga a dejar de jugar juntos al juego de la economía, con un gran costo para todos. Números alegres estimaban hace dos semanas una caída del 2% del PIB global para el 2020. Las consultorías se pelean el lugar del más negativo llegando a estimar hasta en 15% la caída en el siguiente trimestre para México. Mientras los gobiernos de otros países, ya enlistan las drásticas medidas que tomarán, aquí estamos a la expectativa. Lo que no está en nuestras manos es grande. Dejémoslo ir y concentrémonos en lo que sí está en nuestras manos.

Qué tal que; hoy, sí justo hoy, en medio de la crisis, ¿tomamos decisiones para todos y todas? Integramos una real perspectiva de género a nuestras decisiones críticas. Hacemos algo nunca visto. Si tan sólo se eliminaran las brechas de género actuales en la participación laboral, horas trabajadas y representación dentro de cada sector, existe una oportunidad para el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina de US$2.600 billones en 2025, acorde un estudio de la consultora McKinsey.1 Consideremos que si en momentos normales existía ese potencial, hoy definitivamente integrar una perspectiva de género nos ofrece un margen. En el momento de las medidas más radicales y en la crisis más profunda de la historia moderna, sin bombas de por medio, podemos plantear soluciones fuera de la caja.

Es hoy cuando hay que cuidar a las familias, es hoy cuando hay que estructurar- por la fuerza- esquemas flexibles de trabajo. Es justo hoy que al organizar los turnos y los equipos de trabajo tenemos que considerar las vulnerabilidades de cada colaborador, verlos de una manera integrada, como la unidad que forman con su pareja, hijas o familia, con la exposición diaria en transporte público, con su situación de salud general, con su estado de salud mental. Si no estás considerando esas variables para la creación de tus equipos clave, estás dejando fuera lo más relevante. De hecho, lo hemos dejado fuera siempre, este sistema lo ha dejado fuera siempre. Hoy, la calamidad nos fuerza a integrarnos, a vernos en nuestra humanidad completa con todo el espectro de nuestras vulnerabilidades. Y solo viéndolas y atendiéndolas, seremos más fuertes y sobre todo en estos tiempos; resilientes.

Es hoy cuando nos daremos cuenta que, cuidando el ingreso de nuestros colaboradores, podríamos estar cuidando el ingreso de nuestras organizaciones. Es hoy cuando podemos finalmente pensar colectivamente, tomando decisiones individuales. Es hoy cuando podemos construir una comunidad real, que atienda la seguridad de todos y todas, y llevarla a un nivel tal, que atienda la seguridad misma de nuestra organización.

Porque todo pasa, eso es seguro. Y la mayoría en lo individual saldremos de ésta. Las organizaciones que sobrevivan, que serán las grandes por seguro, tendrán que lidiar con un nuevo mundo y todos recordaremos quienes fueron en medio de este conflicto. ¿Mantuvieron acaso sus fondos de recompras de acciones antes que apoyar a sus empleados? ¿Seguirán siendo los bancos y los mercados financieros los que guíen las economías o quedarán los gobiernos resentidos por su falta de apoyo en los momentos más oscuros? ¿Construiremos una economía humana, finalmente? Si el túnel se visualiza tan oscuro, prendamos una luz por lo pronto.

Seamos responsables. Ya todos tenemos la información necesaria. En tiempos de crisis y los posteriores a ésta, la pobreza de mujeres y niños se dispara, la violencia contra mujeres y niños se dispara, ¿tendremos más de eso acaso? Ya sabemos que en nuestro país no todos tienen acceso a lavarse las manos, ¿ya entendimos que estamos todos conectados? Para mal, pero también para bien y mejor.

Liderazgo y solidaridad. Eso esperamos de nosotros mismos para cruzar este trance. ¿Cómo se traduce eso en mi organización? Si crees que lo tienes, considera por un minuto que tal vez no. Considera que el mundo sería diferente si fuera la norma. Y si tu organización es extraordinaria, llévala aún a otro nivel. Lleva el liderazgo y la solidaridad a otro nivel. ¿Son los valores con los que estás tomando hoy decisiones?

Hoy más que nunca considera, lo que jamás has considerado importante. Integrar una perspectiva de género a tu cultura, a tu toma hoy de decisiones fortalecerá las mismas y quizá, seguramente tendrás otros resultados. En un momento tan oscuro, ¿de verdad nos podemos dar el lujo de dejar esos puntos ciegos sin atender en la mesa? O, ¿es momento de respirar, y escuchar?

1 “The Powerof Parity. How advancing women’s equality can add $12 trillion to global growth”, Mckinsey, 2015.

La perspectiva de género es una puerta mas al crecimiento de la economía y la eficacia

Por: Paola Bortoluz, con colaboración de Agueda Gon

La perspectiva de género no sólo es un tema de derechos humanos y desarrollo, sino oportunidad que proporciona accesos antes escondidos a nuevos mercados. Y no nos referimos a colorear de rosa los productos para venderlos a las mujeres y niñas hasta 17% más caro (PROFECO, 2019). Nos referimos a que integrar la perspectiva de género nos beneficia a todos como sociedad, al reconocer que existen: 

(1) Mercados no atendidos, y de hecho intencionalmente no nos referimos a ellos como nichos. 

(2) Servicios y productos no ofrecidos que se podrían sumar a los 40 trillones de dólares que constituyeron el gasto anual de consumo de las mujeres en 2018 (Statista, 2020).

(3) Competencias no aprovechadas; incorporar a las mujeres al mercado laboral en igualdad y lograr la complementariedad de habilidades, actitudes, perspectivas y muchas más, entre mujeres y hombres, haría que en el mundo accediéramos a un crecimiento del 35% del PIB global (Fondo Monetario Internacional, 2018).

(4) Accesos a la innovación hasta hoy ocultos.

(5) Oportunidades de productividad y mayor desempeño económico.

¿Pueden nuestras empresas, comunidades y nosotros mismos darnos el lujo de perder esta oportunidad de crecimiento? Integrar la perspectiva de género individual y colectivamente resulta una opción disponible, viable y redituable. Sólo hay que tomarla.